lunes, 19 de octubre de 2009
Me confieso arabofílico.
Desde chiquito.
Recuerdo que tanto Santa Claus como los Reyes Magos me trajeron diferentes regalos (una lapicera en forma de sarcófago, un kit para armar mi propia pirámide, etc) todos relativos a la cultura árabe (la egipcia específicamente también)
Fui creciendo, y uno de mis primeros crushes fue un chico de nombre Hussein (de quien aún tengo noticias, pero se ha desgastado ya el vínculo que teníamos) de sangre árabe.
Mi maestro de Dibujo que fungió como mentor y apoyo clave en mi vida durante más de 6 años, es árabe.
Y así, he ido conociendo y leyendo más de la cultura árabe y me he enamorado de ella. Eso me ha llevado a aprender con ayuda de un diccionario el alfabeto árabe así como unas cuántas palabritas en dicho idioma.
La música de esa cultura me parece fascinante en su mayoría. Algunos de mis músicos favoritos son Nusrat Fateh Ali Khan (de Pakistán) y Natacha Atlas (de Egipto).
En cuanto al arte relacionado con esta cultura, es forzoso que mencione el blog de Diego Hassky, quien al igual que yo es arabofílico, pero me parece que en el caso de él, es amor por un árabe en específico, y lo mío ( a pesar de que, como ya lo dije, sí hay un chico árabe en especial que me gusta) es amor por ese pueblo, por esa cultura hermana.
Músicalmente hablando estoy fascinado con el trabajo de un compositor egipcio que encontré en Youtube. Su nombre es Zalabany, tiene tan sólo 20 años, toca música electrónica con ese toque oriental que me fa-sci-na.
Me identifico con la música, la mística, su exótica y fascinante belleza (Tarkan Tevetoğlu es un famoso y talentoso cantante turco, gua-pí-si-mo) sus colores, sus sabores, su idioma, su caligrafía.
En fin.
Espero después escribir más al respecto de mi amor por lo árabe.
:)

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